Maspalomas en un relato de microterror

A principios de año la Editorial Círculo Rojo convocó el II certamen internacional de microrrelatos. Esta segunda edición fue específica en cuanto a lo requerido: una pequeña historia de terror, queriendo hacer así un homenaje al segundo centenario de la publicación de Frankenstein o el moderno Prometeo (1818), de Mary Shelley, un clásico de la literatura de terror. En abril se designaron los finalistas y los tres ganadores del concurso, cuyas historias han sido publicadas todas en un libro de microrrelatos (ver portada anexa). El proyecto cuenta con el apoyo de Obra Social La Caixa y Bella Ciao Almería, y por ello, los beneficios irán destinados a fines sociales. Desde este blog felicito a los tres ganadores del concurso y agradezco al jurado la publicación de mi microrrelato de terror en el mencionado libro solidario. Aunque la temática fuese de ciencia ficción & terror, quise incluir en el relato de una manera indirecta la temática turística en forma de promoción del clima de Maspalomas. A continuación reproduzco el relato (en concreto, los tres microrrelatos enviados de 150 palabras cada uno, que constituyen una mini-historia):

Tele-Transporter

Desperté por un estrepitoso impacto en la habitación del hotel en Madrid.

– “Despierta, tenemos poco tiempo”, gritó un intruso nocturno. Al momento se produjo otro impacto en la habitación vecina.
– “Ya están aquí”, dijo el extraño y me dio su cinturón, que tenía un botón luminoso. “Esto te ayudará a escapar. Concéntrate en un lugar mientras pulsas el botón.» La pared junto al televisor estalló, abriendo un boquete por el que entraron varios zombies.
– “¡Escapa por el balcón!”, me gritó el intruso mientras encaraba a los monstruos. Corrí al balcón, pero estaba en la quinta planta y había demasiada altura para saltar. ¡Sólo me quedaba el cinturón tele-transportador! Me lo puse y me concentré en un sitio cálido por estar en pijama en pleno invierno y en algo que amortiguara la caída. Acto seguido, justo cuando uno de los zombies llegaba al balcón, salté apretando el botón luminoso…

…La caída sobre la montaña de arena fue suave. Estaba en las Dunas de Maspalomas, Gran Canaria, a unos 25 grados en febrero. ¡La transportación había funcionado! Me habría sentido en el paraíso, si no fuese porque estaba en pijama y pocos segundos antes había logrado escapar de varios zombies en un hotel en Madrid, gracias a un desconocido que me había dado un cinturón tele-transportador.

En ese mismo momento se produjo el impacto de un meteorito en una duna contigua. De la cortina de arena que se formó surgieron tres zombies. ¡Me habían seguido! Y no venían solos. Pude contar seis zombie-dobermans que les acompañaban y que empezaron a correr en mi dirección.

Corrí hacia el mar, pero en unos pocos instantes ya me habían rodeado. Me quité el cinturón tele-transportador y lo utilicé como látigo para mantenerlos alejados, hasta que uno de ellos me lo arrancó de la mano. Otra de las bestias sarnosas se abalanzó sobre mí y me tiró al suelo. Ahora ya no tenía salida… Noté la fuerte presión de las patas delanteras del doberman contra mi pecho. De sus afilados dientes goteaba sangre de su anterior presa sobre mi cara. ¡No había salida!

– “Como no te levantes llegaremos tarde”.

-“¡Pero este monstruo me va a matar!»… Abrí los ojos y vi a mi terrier Meskiukas mirándome. Estaba encima de mí, lamiéndome la cara para que me levante de la cama. Y una voz angelical decía:

– “Cariño, ¿un monstruo?… ¡Que te sientan mal las películas de terror! Mira, hasta te has quitado tu faja lumbar y la has tirado al otro lado del cuarto.»

Mientras miraba la faja lumbar que me había prescrito el traumatólogo, revisando si por algún lado tenía un botón luminoso, le dije:

– “Cariño, acabo de tener una idea. ¿Y si nos vamos a Maspalomas de vacaciones?»

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Información sobre la publicación «Microterror»


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